23 de agosto del 2011
Dominique Strauss-Kahn es un hombre libre. O casi. Aún tiene que esperar a la apelación antes de volar a Francia, pero el juez ha aceptado la retirada de todos los cargos contra él y no espera volverlo a ver.
En la última vista del caso que no ha llegado a juicio, el Tribunal Supremo de Manhattan ha retirado los siete cargos por violación contra él, según la recomendación de la FiscalÃa. No niega que el entonces director gerente del FMI asaltara a la camarera del hotel Sofitel que lo acusa, pero sostiene que serÃa muy difÃcil probar la culpabilidad del francés con un único testigo poco solvente, la inmigrante guineana y presunta vÃctima.
Los fluorescentes blancos iluminaban la pequeña sala de bancos gastados. En el estrado, el clásico lema de los tribunales americanos de 'In God we trust' entre dos banderas necesitadas de un buen lavado. Por primera vez desde el comienzo del proceso habÃa guardaespaldas controlando la sala. Strauss-Kahn, lento de movimiento, miraba serio al juez. Su mujer, sentada en la primera fila, esbozó una sonrisa.
Los gritos en la calle contra Strauss-Kahn y contra el fiscal de Manhattan se podÃan oÃr hasta dentro de la sala del tribunal, en el piso 13. Los pitidos y los cánticos no paraban. "Strauss-Kahn, avergüénzate" y "el poder ha ganado a la justicia" se repetÃan.
El juez Michael Obus, conocido por su cautela y su parquedad de palabras, ha creÃdo los argumentos de la FiscalÃa para cerrar el caso prematuramente.
La guineana Nafissatou Diallo mintió sobre su pasado para conseguir asilo en EEUU y llegó a hacer una descripción detallada y llorosa de una violación en su paÃs que nunca sucedió, según reconoció después, un episodio "letal" para su credibilidad. Si bien estas mentiras no están relacionadas con Strauss-Kahn, la FiscalÃa dice no confiar en Diallo. La fiscal elegida como portavoz del equipo, Joan Illuzzi, dijo: "No podemos pedir de buena fe a un jurado que la crea".
El abogado de Diallo, Kenneth Thompson, se queja de que "los fiscales básicamente han adoptado los argumentos de la defensa". El caso ha escandalizado a las organizaciones en defensa de las mujeres, que llevan dos dÃas protestando delante de los juzgados por la "criminalización de la vÃctima".
La expectación y relevancia del caso no tienen parangón en la historia reciente de la corte neoyorquina. Cientos de personas -reporteros, abogados y algún diplomático francés- hicieron cola desde las siete de la mañana y durante cuatro horas para entrar en la sala de la vista.
El oscuro y caluroso pasillo del tribunal se convirtió en sentada y tertulia sobre la actuación de la Justicia neoyorquina. El fiscal jefe, Cyrus Vance, es un polÃtico demócrata que, según el sistema estadounidense, es nombrado en elecciones locales. Su explicación por escrito del abandono de los cargos suena más a justificación de campaña ante activistas y colegas, sobre todo mujeres y sobre todo afroamericanos, que a documento legal.
El fiscal ha estado sometido a una fuerte presión, incluso por la sombra del pasado. "Su predecesor estuvo 40 años en el cargo y era muy bueno. Él acaba de llegar, hace dos, y le han tocado casos difÃciles... No creo que sea reelegido", explica a este diario Edward Turner, de Abogados Sin Fronteras y que asiste a la vista como "observador" interesado en las diferencias entre el sistema francés y el estadounidense.
En EEUU, explica, es más fácil ser procesado al principio de la investigación aunque no se llegue a juicio. Lo único que reconoce que es dudoso es el paseÃllo, como el que tuvo Strauss-Kahn en mayo esposado ante las cámaras. "Es práctica habitual aquÃ, pero es verdad que puede ser prejudicial", reconoce el abogado.
Fuente: elmundo.es